En una democracia, a los ciudadanos les interesa saber qué intereses se sopesaron al tomar una decisión, qué diálogos se sostuvieron, qué cálculos se hicieron, qué terreno minado se tuvo temor de pisar. No sólo interesan las decisiones finales -como Santa María insinúa-, sino la deliberación que condujo a ellas. Realmente es insólito que un miembro de un consejo de transparencia se permita, sin rubor alguno, esgrimir la doctrina del arcani imperii (a la que Kant llamó "doctrina inmoral de la prudencia"): la idea que el poder tiene secretos que nadie debe conocer.
domingo, abril 08, 2012
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